Durante la última reunión de gabinete, Javier Milei decidió aceptar la recomendación de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, respecto a dejar de utilizar aviones comerciales por motivos de seguridad. Esta determinación se fundamenta en informes que señalan posibles riesgos asociados con el uso de aviones de línea convencionales. Por lo que se elevaron los informes necesarios para que sus traslados se realicen mediante vehículos oficiales y bajo la custodia de fuerzas militares.

El vocero presidencial, Manuel Adorni, confirmó esta decisión, destacando la preocupación del Ministerio de Seguridad por la seguridad del Presidente durante sus desplazamientos. No se proporcionaron detalles específicos sobre cómo se llevarán a cabo los viajes dentro y fuera del país. Tampoco sobre los informes presentados en la reunión de gabinete, esta medida refleja la importancia que se otorga a la seguridad presidencial.

La recomendación de Bullrich de «cuidar al Presidente» se convirtió en un punto destacado en esta discusión. En sus declaraciones, Bullrich hizo hincapié en las diferencias de seguridad entre un avión comercial con múltiples pasajeros y equipaje, y un avión controlado exclusivamente por la seguridad presidencial, la Casa Militar y los pilotos de la fuerza aérea. Esta perspectiva destaca la necesidad de garantizar la seguridad óptima del Presidente durante sus desplazamientos.

Esta decisión también se enmarca en los esfuerzos de austeridad y recorte de gastos que está llevando a cabo el Gobierno actual. A principios de marzo, se contemplaba la posibilidad de vender el avión presidencial Boeing 737-500 (ARG-02) y transferir el control de la flota de la Casa Rosada a la Fuerza Aérea. La flota presidencial incluye varios aviones y helicópteros que cumplen diversas funciones dentro de los viajes oficiales y protocolos de seguridad del Presidente.