Precios Justos entró en vigencia en noviembre de 2022, en un intento por contener la escalada en los valores de productos de primera necesidad. Sin embargo, el programa tiene un impacto más bien acotado en los almacenes y comercios de cercanía. Esto se ve reflejado, en que los productos que forman parte del acuerdo son más caros en estos, que en los supermercados e hipermercados.

Según un informe de la consultora Ecolatina, entre los autoservicios y los supermercados, se detectó que el agua registra una brecha de alza de 10 puntos entre un canal de venta y el otro. Los fideos, una de 9 puntos; la leche, siete puntos; y los yogures 6 puntos. Además, señala que estas diferencias de precios se vieron más marcadas durante diciembre y enero. Es decir, cuando no hubo actualizaciones en los precios que estaban congelados. No sucedió en noviembre y febrero, donde sí subieron 4% y 9%, respectivamente.

Se observan aumentos con diferencias de hasta 10 puntos porcentuales entre algunos productos que se consiguen en autoservicios y supermercados. Esta brecha, afecta principalmente a los sectores más vulnerables. Según la última Encuesta de Gasto de los Hogares, solo el 15% de los hogares más pobres compran sus alimentos y bebidas en supermercados, mientras que ese porcentaje crece a 45% en los hogares de mayores ingresos.

La consultora indica que si bien el programa logró cierto impacto, no logró tener la misma repercusión en hogares con menores ingresos. Ya que son sectores que casi no compran en supermercados y destinan un mayor porcentaje de sus ingresos a bienes de primera necesidad, que consiguen en comercios de cercanía, donde los precios han aumentado más.