Un reciente estudio sugiere que la clave para una vida más larga podría no estar relacionada con la dieta o el ejercicio, sino con la salud mental y la resiliencia. Los investigadores han identificado que la capacidad psicológica para adaptarse a las adversidades, más conocida como resiliencia, podría ser un factor crucial en la longevidad.

La resiliencia, definida como la capacidad de un individuo para adaptarse a situaciones adversas, ha cobrado protagonismo en el ámbito médico y psicológico. Un estudio titulado «Asociación entre la resiliencia psicológica y la mortalidad por todas las causas», publicado en la revista BMJ Mental Health, explora cómo esta habilidad mental puede influir en la esperanza de vida.

El estudio analizó datos del Estudio de Salud y Jubilación (HRS), una extensa encuesta sobre adultos mayores en Estados Unidos. Este evaluó la resiliencia en 10.569 personas con una edad promedio de 66 años. Tras 11 años, los resultados revelaron que los individuos con mayores niveles de resiliencia tenían un 83,9% de probabilidades de supervivencia la próxima década. Frente al 61% de aquellos con menores niveles.

Controlaron variables como edad, sexo, raza y estado de salud. Los resultados mostraron que quienes obtuvieron mejores puntuaciones en resiliencia presentaban un riesgo significativamente menor de mortalidad. Las mujeres, en particular, mostraron una tendencia positiva más marcada en cuanto a los efectos de la resiliencia sobre la longevidad.

Los investigadores concluyen que factores como el sentido de la vida, las emociones positivas y la satisfacción con el apoyo social contribuyen a desarrollar una mayor resiliencia, lo que podría influir directamente en la mejora de la salud física y la prolongación de la vida.